Latinoamérica sufrió la piratería más que ningún otro mercado musical y vio las ventas de discos reducirse notablemente a principios de los 2000. No obstante, Universal Music Group (UMG) decidió incrementar su inversión en la región. A la vez que Spotify se estaba lanzando en Suecia, UMG engrosaba sus equipos digitales desde México hasta Brasil, invertía en alianzas comerciales, ponía los cimientos para festivales latinos y lanzaba una división de management para desarrollar las estrellas latinas.
Ahora, esas apuestas hechas en el peor de los momentos están dando frutos. Dos de los artistas que maneja UMG, Luis Fonsi y J Balvin, reinan en el chart de streaming global de Spotify, que ahora está compuesto de 60 millones de suscriptores. Despacito, de Fonsi y Daddy Yankee, en su versión remixado por un equipo que incluye a Justin Bieber, fue el Nº 1 de Spotify desde abril, pero el ascenso al Nº 1 de Mi gente, de Balvin y Willy William –sin el remix de un artista mainstream–, es 0.
“Mi gente llegó así de lejos siendo [casi] ciento por ciento castellano. Es muy especial –dice Alejandro Duque, GM para Universal Music Latino, Machete y Capitol Latin–. Antes, los ingresos de la música latina estaban concentrados en los mercados de habla hispana”.
Mientras Balvin, de 32 años y oriundo de Medellín, Colombia, viaja por el mundo en el marco de su gira Energía, hay otros siete temas predominantemente en español en el Billboard Hot 100. Entre ellos, está Mi gente, una remake de Voodoo Song. En comparación, solo cinco canciones en castellano llegaron al chart.
RCA está trabajando un remix en spanglish de Súbeme la radio, de Enrique Iglesias junto a Sean Paul, para que llegue a la cima del top 40 y a la radio. Al mismo tiempo, hay un nuevo remix latino del hit que French Montana tuvo en el Hot 100, Unforgettable, junto a Swae Lee. A la vez, se suman otros artistas mainstream. Camila Cabello sacó Havana en agosto. Jax Jones lanzó el video de Instruction, inspirado en el carnaval brasileño (junto a Demi Lovato y Stefflon Don), y Dillon Francis está trabajando en varios singles en español que podrían aparecer en el próximo álbum.
“¿Qué te parece?”, dice MLKMN, un rapero mexicano que colaboró con Francis este año y ayudó a diseñar el emoji de ojos de relámpago y sonrisas que decora el merch de Balvin. La locura de la música latina va y viene, pero dado que el streaming está manejando el crecimiento de la industria y que los fans latinos se caracterizan por su tendencia a él, el mercado parece increíblemente prometedor. Si bien Latinoamérica generó solo 598 millones de los 16 miles de millones de ingresos en música grabada de 2016, según IFPI, el incremento “está logrando incluso que los sellos británicos se acerquen y pidan colaboraciones. Es la primera vez que pasa”, afirma Lorenzo Braun, VP/GM senior de Sony Music U.S. Latin.
El streaming está revelando nuevos grupos de fans de la música latina (Despacito pegó fuerte en Japón) y al mismo tiempo sacando ingresos de fans conocidos que no necesariamente habían estado pasando esta música antes. Si bien los servicios pagos generan los mayores desembolsos para los sellos, incluso los servicios gratuitos con publicidad como YouTube están monetizando a los oyentes que en el pasado se manejaban con canciones pirateadas. A principios de agosto, Despacito se convirtió en el video más visto de YouTube de todos los tiempos, pero también había otros cuatro videos en español en el top 10 y 27 entre los 100 más importantes.
“El streaming está ayudando a que salga muy buena música en todas partes y que se traduzca en todos lados”, expresa Stu Bergen, CEO de servicios comerciales globales e internacionales de Warner Music Group.
Daddy Yankee afirma que antes de que el streaming despegara, los ejecutivos del mainstream “no entendían cómo agotábamos arenas en todo el mundo” con ventas tan chicas en los Estados Unidos. “Ahora, podemos finalmente ver el tráfico global de personas que nos apoyan”, dice.
Pulse Music también se metió en el mercado latino en los últimos 18 meses, firmando autores como MLKMN y Marty James, que colaboró en la traducción al inglés de Despacito. Pero María Egan, presidenta de Pulse, dice que está más enfocada en “música que tiene un impacto global” que en otra cosa.
“Gracias a Despacito –indica Fonsi–, todos los ojos no están solo en mí, sino en la música latina en general”.