Dante Spinetta está muerto. La fría hoja de la daga había punzado su piel. Se hundió hasta que la dermis cedió y se rasgó. La cuchilla primero penetró en el calor de la grasa, después alcanzó al músculo, y las células rojas ya no fueron capaces de coagular. Dante Spinetta está muerto. O al menos eso parece. O al menos así lo siente él.
Meses después, ese dolor se moldea para darle forma a Puñal, su cuarto álbum solista. “Es la primera vez que me muestro tan vulnerable. Empecé a componerlo en un momento de mi vida que estaba con el corazón muy partido. Estaba muriendo –asegura–. Este es un disco que tiene sangre. A alguna gente le puede dar más impresión que a otra. Chorrea”. Sin embargo, hoy agoniza por otro motivo: “Al estar tan abajo, empecé a perderle el miedo a la oscuridad. Ahora me muero por tocarlo en vivo”.
“Cuando aparecí con la idea de volver a ser solista, muchos dijeron ‘¡¿Qué?! ¡¡Pará!! ¡¿Y Kuryaki?!’. Se me puso en contra todo el mundo, pero yo me metí al estudio y después los hice escuchar. Y recién ahí entendieron por qué. Si bien como solista se me asocia más a la movida urbana, dejé fluir un aspecto más profundo y personal. Es el que más me representa en su totalidad, es una parada donde yo solo me puedo hacer cargo. Hay ciertas temáticas que no puedo compartir con nadie; son viajes propios”, dice Dante.
Desde que Shakespeare atribuyó a Julio César la frase Et tu, Brute? antes de ser asesinado, un puñal es una figura homóloga a la traición. De hecho, el acto es tan aberrante que en el noveno círculo del infierno de la Divina comedia, Satanás es una bestia con tres rostros, y con cada boca machaca a un condenado distinto: en la central está Judas, mientras que en las laterales sufren Bruto y Casio, conspiradores contra el emperador romano. “Tienen que estar muy cerca de vos para clavarte una puñalada. Mis canciones tratan sobre eso: la decepción y el desafecto se mezclan con el amor y con la violencia de la ciudad. Porque también es lo que está pasando en la calle”.
Puñal es la travesía de un Dante contemporáneo hacia el interior de su propio averno. La historia interviene entre las condolencias de los riffs ardientes, el funk demoníaco de Supremacía, el desgarro blusero de Eclipse, Soltar y Así será –esta última, la joya– y los golpes urbanos de La verdad y Pesadilla. “Yo flasheo con la música, no con los estilos. Quiero la libertad”, justifica. A su vez, los 13 episodios que completan el LP están atravesados por el suspiro del rock nacional, especialmente el de su padre y el de Fito Páez. Para contagiar el deseo intimista, Dante se ocupó de las voces, guitarras, programaciones, beats y sintetizadores. También se cargó la producción a sus espaldas, a excepción de Laberinto, en la que coparticipó Rafa Arcaute –cuyos dedos golpean las teclas en Puñal, Laberinto y Toda mi fe–. “Es real. Tiene las cosas buenas y las cosas malas. No traté de que fuera redondito”, sostiene.
Además, Leo Sujatovich hizo los arreglos de cuerdas de la Filarmónica de Praga en canciones más acústicas como Te pido, Así será, Soltar o Eclipse –la orquesta ya había colaborado en temas de L.H.O.N de IKV, pero en formato más pequeño–, y Cala Zavaleta, novia de Dante, puso su voz en el track Puñal. “Cuando Cala apareció en mi vida, yo ya estaba bastante avanzado con el disco. Pero fue necesaria para meter un plus de energía”.
Podemos aprovechar la entrevista para disipar cualquier rumor de separación de Illya Kuryaki and the Valderramas.
– IKV sigue de costado; pasa a ser prioridad lo solista de Emma [Horvilleur] y lo mío. La idea es no romper la banda. ¿Para qué? Ya en los 90 la desarmamos, pero por una necesidad de quiebre. Ahora todo puede convivir, estamos más grandes. IKV nos hace felices, pero el año que viene no creo que toquemos, aunque puede pasar. No es un “no” definitivo. Cuando tengamos algo que decir de nuevo, nos juntaremos a hacerlo. Sin obligaciones ni por exigencias de la industria, porque así no va a andar. Tiene que estar el alma puesta.
En la industria mundial, la nueva vedette es el hip hop. Sin ir más lejos, en el cartel del Lollapalooza Argentina, una de las fichas ganadoras es la colección de MC: Anderson Paak, Chance The Rapper, Wiz Khalifa, Tyler, The Creator, Mac Miller. Es que los álbumes de este género son los que están siendo tendencia en el streaming. Y en este panorama es donde Dante vuelve a arriesgar. Tenía el hip hop, tenía el atajo, pero no lo tomó.
Con respecto a tus anteriores trabajos solistas, con Puñal te alejaste más que nunca del hip hop, en un momento donde el género es dominante.
– Yo también me lo cuestiono. Pero lo urbano siempre va a estar, en los beats y en el vivo, especialmente. Soy un artista que en gran porcentaje representa eso. Pienso sacar temas nuevos, que no están en el disco, y abrir la jugada. Estamos haciendo remixes de los tracks con raperos internacionales, latinos. Ahora bien, las canciones orquestales me dan paso para el año que viene hacer un sinfónico redeforme. Quiero que sea superintenso y que la gente salga llorando. Estamos en una época en la que hay una especie de necesidad de generar no solo una cosa, sino muchas para crear un movimiento y una red económica. Espero conmover, llenar la necesidad más espiritual que algunos buscan en la música. Intento seguir esa calentura que te da meterte en el estudio y decir “Uy, tengo algo que es un fuego. No me importa si no vende mucho, pero esto quema”.