Más Jagger que nunca. Así salió Andrés Ciro Martínez al escenario principal del Cosquín Rock, pasada la 1:30 de la madrugada del domingo, para ponerle un cierre al primer día del festival. Con la lengua de los Stones estampada en una remera negra, el cantante comenzó a desplazarse con sus movimientos característicos —que recuerdan al frontman de sus majestades satánicas—, mientras Los Persas daban comienzo a los primeros acordes de Astros. De esta forma empezó un show de dos horas y media que se centró en Espejos y 27, los dos trabajos solistas de Ciro, pero que también repasó algunos clásicos de Los Piojos como Taxi Boy, Tan Solo y Ruleta.
¿Se termina Almafuerte? Ricardo Iorio dio su primera conferencia en la historia del Cosquín rock y puso en duda su continuidad arriba de los escenarios. “Seguramente sea mi último show”, dijo el líder de Almafuerte, a pesar de que la banda tiene una fecha programada para el 19 de febrero en el festival Rock en Baradero. Además, aseguró que era tiempo de dejarle el lugar a las bandas nuevas.
Homenaje a Bob Marley. El sol se empezó a ocultar cuando The Wailers arrancó con la seguidilla de I Shot The Sheriff, Three Little Birds y Buffalo Soldier, en el marco del aniversario n°71 del día del nacimiento de Marley. En ese momento, una chica rubia de no más de veinte años gritó “este va por vos Bob” —mientras se prendía un cigarrillo—, lo que la llevó a ser aplaudida y ovacionada por el resto de los espectadores.
Unidos por la música. “Lindo volver a encontrarnos acá, lástima que Palazzo [productor del Cosquín Rock] no me consiguió la sandia cuadrada que le pedí”, bromeó el mono de Kapanga, haciendo referencia a un capítulo de Los Simpsons en el que la familia amarilla viaja a Tokio. Después, invitó a subir al escenario a Fernando Ruíz Díaz de Catupecu Machu para hacer El Universal. “¿Puedo hacer cantar a la gente antes de empezar?, dijo Ruíz Díaz, que acto seguido le acercó el micrófono al público para dar inicio a la canción.
La tormenta que no fue. El servicio metereológico de Córdoba anunciaba agua para los tres días del Cosquín Rock y el miedo que dejó la inundación del año pasado, —se tuvo que postergar una fecha del festival—, se hizo presente. Después de más de 10 horas seguidas de lluvia durante el viernes, el cielo comenzó a despejarse y el sol empezó a secar el pasto mojado del Aeródromo de Santa María de Punilla. En la noche del sábado, las nubes volvieron a amenazar al festival durante la presentación de la Beriso, pero lo único que provocaron fue una lluvia inofensiva que sirvió para refrescarse.
Fotos: Diego Fioravanti.