Con La Dinastía Scorpio (2012) como obra final de su primera etapa discográfica, y el maxi simple Violencia (2015) como punto de quiebre, Él Mató a un Policía Motorizado necesitaba de un “F5” sonoro que sustente el mote de “la última gran aparición en el rock argentino” que acuñaron en una buena parte de la crítica.
Para lograr ese refresh, viajaron junto al ingeniero de sonido Eduardo Bergallo (principal responsable de los últimos trabajos de Juana Molina, Sig Ragga, Utopians, entre otros) a los estudios Sonic Ranch de Texas, en Estados Unidos, y se despojaron de todos sus preceptos artísticos.
Aislados de la civilización, y a unos cuantos de miles de kilómetros de su “Casa fantasmal” ubicada en el barrio Jardín de la ciudad de La Plata −en donde crearon, grabaron y pulieron varias de sus canciones−, los abanderados del indie nacional echaron mano a instrumentos nuevos bajo un concepto que también suena novedoso. El resultado final es La síntesis O’Konor, un álbum de 10 canciones que van al hueso de la premisa inicial y presenta a un Él Mató de otra galaxia.
El comienzo está a cargo de El tesoro, la canción que apareció a finales de abril en forma de simple y que logró conquistar por su estribillo pegadizo. Ya en ese entonces, se pudo vislumbrar el camino nuevo, con más vuelo para la instrumentación y un sesgo de oscuridad que se resume muy bien en la frase que cierra ese tema: “La depresión sin épica”.
El disco levanta vuelo con Ahora imagino cosas, un tema de guitarras juguetonas y estribillo agudo con destino de hit. Pero la banda vuelve a bajar las revoluciones con La noche eterna, en donde aparecen unas maracas, un vibraslap y algunas frases con el sello distintivo de Santiago Motorizado: “Dame algo esta noche, esta noche es especial, voy a recorrer tu casa en la oscuridad”.
El trabajo del cantante de Él Mató se puede escuchar en todo el álbum. Su voz aparece en primer plano y alcanza unos de los puntos más alto en Alguien que lo merece, en donde el falsete y la búsqueda de no repetir fórmulas logran un saldo positivo.
La oscuridad del nuestro trabajo de la banda no viene de la rabia, sino de la melancolía. Las luces, un tema caótico que se vuelve bola sonora con varias dosis de reverb y una melodía valiosa, se desenvuelve en el instrumental La síntesis O’Konor, con teclados al frente, sonido ochentoso y coros grupales. Un combo diferente y nunca antes escuchado en su discografía.
La última parte de La síntesis O’Konor cuenta con el Destrucción (que tiene potencia de hit), la acústica Excálibur, una declaración de amor llamada El mundo extraño (“Tu novio es un sujeto tan agradable, pero no para de hablar, quiero estar con vos, que me quieras así”); y Fuego, en donde Santiago canta una de las afirmaciones más contundentes del disco: “Ahora soy mejor, te juro, soy mejor”. Y parecen estar muy seguros de eso.