
Desde la crudeza suburbana hasta la delicadeza poética, esta nueva camada musical está marcando territorio con propuestas llamativas.
Las profecías – Hefe
El artista de Zona Oeste se presenta como un verdadero melómano, alguien que combina el indie con el alma introspectiva del rock argentino. Su identidad sonora comenzó a gestarse en el barrio, en medio de ensayos y primeras canciones con la banda No Hay Abril. Pero fue el exilio a la ciudad lo que encendió la chispa de su identidad musical. El resultado: Souvenir, su primer disco, un adelanto de lo que vendría meses después.
Después llegó el silencio. La vorágine de lanzar un álbum en plena pandemia lo dejó exhausto, y HEFE (Hernán Fretes) optó por la pausa. Un descanso que, según él, fue como una tregua en medio de una batalla contra su propia creatividad. En ese tiempo de reflexión, se rodeó de amigos y dejó que nuevas ideas tomaran forma. Y así nació Las profecías.
Un álbum que está impregnado de referencias culturales: desde el lirismo de Fito Páez y la crudeza de Charly García hasta la vanguardia de Prince y Radiohead. También se cuelan sonidos de Andrés Calamaro y E.L.O. “Me la paso escuchando música y hay algo de lo que escuchás ahí que contagia y prende. Voy de cosas que descubro ahora, a lo escuchado y re escuchado, como a discos que nunca escuché. En ese proceso siento que se prendieron un montón de esas músicas que me gustan”, reflexiona el cantante.
¿Sentís que Las profecías refleja cómo ves el mundo en distintos momentos de tu vida?
En el disco hay algo de decir acá estoy yo, esto es lo que pienso, esto es lo que quiero decir, pero también hay algo de esto es lo que siento hoy. Las cinco canciones tienen puntos en común, hay algo de mi relación con la ficción colándose por todos lados: el cine, los discos, los libros; y sentía que las canciones me hablaban de momentos que ya habían pasado, otros que vinieron después y otros que me tocan en el presente, y que se mezclan con la realidad y mi visión del mundo; así que ese aspecto profético y testimonial se ve que siempre estuvo ahí y las unió.
La expectativa está en el aire, el debut en vivo está muy cerca. El 16 de mayo en Lalala será el momento en el que esas profecías cobren vida. ¿Estamos ante el nacimiento de una nueva voz del indie nacional? Tal vez solo el tiempo lo diga, pero algo es seguro: Hefe ya está en camino. Y lo hace, como siempre, desde el Oeste.
SOMOS PROFESIONALES – MUGRE
La mugre es la cicatriz urbana que se niega a desaparecer, es esa mancha en la pared que nadie quiere limpiar porque guarda historias. Y MUGRE, la banda compuesta por Mariana Michi, Sofía Naara Malagrino y Jazmín Esquivel, es precisamente eso: una explosión de punk que huele a cerveza, camarines oscuros y guitarras. No hay glamour, no hay concesiones.
Su historia comienza en 2015, en los camarines del under bonaerense, donde el desencanto encontró su lugar en letras sin filtro. Desde entonces, fueron la banda sonora de la bronca cotidiana, una especie de manifiesto ruidoso contra el aburrimiento urbano. A lo largo de su carrera, su sonido pasó de la efervescencia punk de Emocionando a la gente (EP) a la actitud irreverente de Gracias por cuidar el equipo (LP), hasta llegar a la madurez escénica y musical de SOMOS PROFESIONALES (LP), producido por Tweety González.
El año pasado comenzaron a presentar su último álbum, viajando a Rosario, Avellaneda y Montevideo como profetas de una causa ruidosa y necesaria. Ahora, el mapa se extiende hacia México, donde en mayo recorrerán ciudades como Puebla, Morelos y Oaxaca. «Nuestros vivos son un festejo punk ritual urbano que se vive a canto y pogo«, aseguran las chicas.
Y mientras tanto, el motor sigue rugiendo: entre fechas y kilómetros, MUGRE ya está componiendo su próximo LP.
ROMA – Giuliano
A sus 25 años, el argentino lo tiene claro: las canciones que cuentan historias no pasan de moda. En un mundo donde el reguetón reina, él va a contramano con canciones que celebran el amor en su estado más puro.
Giuliano Montepaone es un artista inquieto, multifacético y terco en su necesidad de ser genuino. Actor, cantautor, bailarín y DJ, es uno de esos tipos que parecen haber nacido con el don de la inquietud creativa. En su currículum brillan títulos como O11CE de Disney y Millenials de Netflix, pero también una pasión irremediable por la música. Su sets llegaron a las pistas de Miami, México y España, pero su verdadero propósito está en otra parte, devolverle la dignidad a las baladas.
ROMA, su primer álbum, es una obra que reúne ocho canciones que no buscan ser consumidas en un scroll. Con músicos en vivo y una producción casi artesanal, el disco va en contra de lo desechable. El artista sabe que está arriesgando. Apuesta por la poesía, por la metáfora. Porque, para él, la música debe doler, besar y abrazar, todo al mismo tiempo.
Es fácil ser escéptico en un mundo que nos empuja a la ironía constante. ¿Una balada clásica en 2025? ¿De verdad? Pero si uno se detiene a escuchar el disco, logra lo que parecía imposible. Quizás Giuliano tenga razón y solo sea cuestión de abrirse al juego, de volver a sentir sin miedo al cliché. Tal vez el amor nunca estuvo fuera de moda. Quizás solo hacía falta alguien lo suficientemente testarudo como para recordárnoslo.