
La vida de Róndine es un constante apostar todo, un minuto de incertidumbre y luego ganar. El ciclo se repite a lo largo de los años. Nacida en Caracas, una vez graduada cambió radicalmente su vida y se mudó a Carolina del Norte, EE.UU. Sin hablar inglés, consiguió trabajo en un canal de noticias en español como encargada de los textos del teleprompter, al mismo tiempo que en sus ratos libres por iniciativa propia aprendió a editar. No tardó mucho en comenzar a trabajar en edición y en poco tiempo se convirtió en la jefa del sector. Hasta aquí sería una historia feliz, sin embargo, fue apenas un paso más en su camino: consolidada en su nueva vida, estaba paseando por un mall y le ofrecieron trabajo de modelo… ¡Pero en Los Ángeles! Nuevamente Róndine se arriesgó, dejó todo y se mudó a la nueva ciudad, de todas maneras el modelaje también era un peldaño y solo duró dos meses. El manager de Luis Miguel la conoció en su trabajo como modelo y le ofreció contratarla como PR para el tour «Amarte Es Un Placer World» en el año 1999. Estuvo de gira con el astro y trabajó con él durante un año y medio, en la cresta de su popularidad y éxito del cantante.
Uno a veces fuerza las cosas, gasta mucha energía y es increíble cómo la vida te va mostrando el camino. ¿Vos tuviste la virtud de estar atenta a las oportunidades?
Tomé riesgos, dejé mi país, mi familia, fui a un lugar sin mi idioma, sin nada y a empezar de cero. Ahí comenzó realmente mi exploración en la música, por trabajar con Luis Miguel, un artista tan grande en la cima de su carrera. Fue mi primera gira, visitamos muchísimos países y aprendí todo de golpe; o sea, uno cree que va a la universidad y aprende, pero tú aprendes en la calle, a mí nadie me preparó para todo eso. Sabía que era una oportunidad increíble y aunque estaba asustada la tomé y me fui, y a partir de ahí cambió el resto de mi vida, me dediqué a la música.
¿Cómo empezaste con tu agencia?
Bueno, después de Luis Miguel, estuve trabajando en una agencia de PR y la gran mayoría de los clientes eran artistas latinos: pero la dueña era norteamericana y como yo era la que hablaba español, hacía casi todo. Allí comencé a desarrollar mi relación con los medios, los periodistas, pude realmente salirme de mi zona de confort. Estuve casi cuatro años en esa empresa y decidí que era tiempo de irme sola. No tenía dinero en mi cuenta y no tenía clientes, pero sí sabía que quería empezar mi carrera independiente, estar tranquila y más enfocada en mí; así fundé mi compañía que se llama Rondene PR. Un ejecutivo con el cual ya yo había trabajado antes me dio la oportunidad y me dijo: “Si tienes tres artistas, adelante” y así fue como empecé sola.
¿Con cuáles tres empezaste?
Empecé con Soraya, que en paz descanse, Fey de México y JD Natasha que estaba empezando, o sea tenía como… tenía un mix interesante. Estuve con ellas un tiempo y después, poco a poco, se fueron uniendo más artistas y a los seis meses de haber estado independiente, me dicen que Ricky Martin estaba buscando publicista y me querían entrevistar.
¿Hoy tu trabajo es más complicado que en la etapa analógica de la música? Tenés una gama de medios, de redes, influencers y a cada artista hay que armarle un plan particular a su medida…
Completamente, no puedes hacer un copy paste porque cada artista es diferente y lo que yo he escuchado varias veces desde que salieron las redes sociales es que dicen: “Bueno ya que tenemos tantos millones de seguidores, ¿para qué voy a hacer una entrevista con un medio tradicional?”. Eso es limitarse a esos millones y a ese grupo determinado cuando a lo mejor este grupo que consume medios tradicionales también le puede dar exposición a tu música, que a lo mejor antes ni pensarías que la podías tener. Por eso soy de las personas que le gusta combinar las dos cosas y siempre mantenerme al tanto; tengo que estar viendo qué es lo que se usa e incorporarlo.
¿Y cómo haces con los más jóvenes que no tienen esa escuela?
Seguir explicando las veces que sea necesario, la importancia de sumar. Todo lo que sume sirve, puede ser un blog pequeñito o puede ser un programa gigante, un podcast o una entrevista con radio. Para mí todo suma y ese es el argumento que tengo. Y la verdad debo admitir que dentro de mis clientes todos tienden a escucharme y a entender que por algo yo estoy en el equipo. Confían en mí y saben que lo que yo estoy diciendo es por algo, pues yo tengo el mejor interés por ellos, yo quiero y admiro a cada uno de mis artistas, quiero lograr que cumplan sus objetivos y sus sueños, entonces voy a hacer todo lo posible para que los cumplan.
Hace poco hablábamos Mariela Croci en esta columna, y me contó algo similar. Ella cuando veía a uno de sus artistas cumpliendo sus sueños se emocionaba porque decía: “Me pongo feliz con el artista”.
Honestamente para mí es como una adicción: yo trabajo con artistas que ya son consolidados, pero también he podido trabajar desde el principio en las carreras de Pablo Alborán, Jesse y Joy o Natalia Lafourcade, entre otros. Los conocí cuando eran muy jóvenes y juntos empezamos ese camino que hoy en día se ha convertido en carreras admirables. Recuerdo que, si era necesario, yo misma les cargaba las guitarras o les recomendaba que ropa podían usar, ese tipo de cosas que de repente no entran dentro de ser publicista, pero si forman parte de un conjunto de cosas que tienen que pasar para ayudar a que ellos logren lo que tanto sueñan. Entonces, desde que empecé con eso, honestamente es una de mis cosas favoritas.
¿En qué ayudás a un artista para que siga creciendo?
Cada uno representa un reto diferente, depende mucho de su trayectoria, cuánto tiempo llevan trabajando en la música, etcétera. En mi caso, trabajo con Ricky Martin, Juan Luis Guerra, Laura Pausini, Luis Fonsi, Los Temerarios, Camilo y un nuevo artista español que se llama Héctor Pérez. Cada uno tiene diferentes necesidades, entonces yo no te podría decir específicamente qué es lo que aporto porque es algo muy individual, pero sí puedo decirte que siempre estoy muy pendiente de que todo lo que se haga se lleve a cabo pensando en la conexión con su público, con los medios y que sume a la carrera.
Estuviste con Luis Fonsi en la época de “Despacito”. ¿Cómo hiciste para no volverte loca en ese momento?
Recuerdo haberme sentado con Fonsi cuando me di cuenta de que la canción estaba subiendo a una velocidad impresionante, entonces le dije: “Tenemos una oportunidad aquí: o te sientas en el éxito, o trabajamos en equipo y vamos a hablar con todo el mundo, no solamente Latinoamérica, Estados Unidos, vamos a hablar con Rusia, vamos a hablar con China, vamos a hablar con todos”. Y lo hicimos. Trabajó un montón. Todo el boom de “Despacito” duró casi tres años por Fonsi, porque no malgastó un momento, trabajó duro. Para mí es importante aprovechar las oportunidades que te vienen con un éxito y no cerrarte. Es ver qué programa podemos hacer donde no te conocen y así, a lo mejor, puedes visitarlo con tu gira. Yo creo que parte del gran éxito de “Despacito” tiene mucho que ver con el trabajo que se hizo y obviamente la capacidad de Fonsi de aguantar tanto.
¿Qué es lo primero que le decís a un artista nuevo cuando ingresa en tu oficina?
No es algo que se de todos los días ya que trabajo sola y tengo un cupo limitado, me di cuenta de que tener muchos afectaba mi salud y me llevé varios sustos. En las ocasiones que sí lo he hecho, lo primero que hago es verlos a los ojos honestamente. Suena muy romántico, pero me gusta escuchar, me gusta saber por qué quieren ejercer esta carrera y me gusta ver si realmente están dispuestos a trabajar. Entonces siempre hago las preguntas cómo por qué estás en la música y por qué esperaste hasta este momento para hacerlo, qué te motiva, y si estás dispuesto a realmente entregarte o esto es así como un capricho. Para mí eso es muy importante, saber que realmente están tan apasionados como la energía que yo le voy a poner. Yo soy también de vibra, siempre me dicen Róndine tengo este artista que es buenísimo, que tiene tantos millones de seguidores, que tiene mucho éxito, pero yo necesito conocerlo, necesito que me guste a mí primero. Necesito conectar.