En un universo digital que cambia a velocidad récord, Cami logró convertir su historia personal en una plataforma artística. Su llegada a las redes durante la pandemia fue, casi sin proponérselo, el primer paso hacia un proyecto musical que hoy toma forma con identidad propia. Lo que comenzó como contenido de humor y baile para acompañar emocionalmente a la comunidad LGBT terminó abriéndole puertas, contratos y una audiencia que superó el medio millón de seguidores. Esa exposición no sólo la consolidó como creadora, sino que también la reconectó con su primera pasión: la música.
Nacida en 2002 en Córdoba, Argentina, Camicon creció en un entorno que impulsó su sensibilidad artística desde chica. Durante su infancia y adolescencia estudió canto, comedia musical, danza clásica y jazz, disciplinas que marcaron su desarrollo personal y despertaron un vínculo profundo con la expresión artística.
A los 18 años se mudó a Buenos Aires, impulsada por el crecimiento abrupto que tuvo en TikTok y, más tarde, en Instagram. Allí encontró un espacio para compartir su visión del mundo y narrar experiencias personales del pasado y del presente. Desde entonces, Cami se dedicó a crear contenido que rompe paradigmas, cuestiona estereotipos y genera una conexión auténtica con su audiencia.
Su formación académica transitó entre dos colegios y un paso por la carrera de Cine en FADU. Tras el fallecimiento de su madre, decidió redirigir su camino hacia un proyecto más alineado con sus intereses: el marketing. Estudió durante un año en Coderhouse y con esa base fundó dos agencias de publicidad digital y trabajo con influencers: Matrix Agency y Tukihub.

En paralelo, Camicon volvió a acercarse a la música, ese mundo que la había acompañado desde la infancia pero que había quedado en pausa. En 2021 lanzó ÁNGEL, su single debut, que superó las 10.000 reproducciones y marcó el inicio de un recorrido donde más tarde aparecerían CIELO, TH1S WANN4 B3 y DEJARTE PART(IR). Su estética combina pop, sensibilidad digital y una narrativa íntima que dialoga con su comunidad.
Su travesía artística también conoció el silencio. La muerte de su madre en 2023 —su sostén emocional y la persona que la impulsó al arte desde pequeña— provocó un freno creativo. Al mismo tiempo, sus cuentas originales fueron cerradas y hackeadas, lo que la obligó a reconstruir desde cero su identidad digital. Ese proceso, difícil pero transformador, sembró la semilla del capítulo que hoy está construyendo.
Mientras recuperaba su presencia en redes, Cami retomó el trabajo musical junto a un equipo de producción, un vocal coach y el acompañamiento estratégico de Ceci Galati, directora de Balance World Wide (Miami), productora dedicada al desarrollo de artistas y DJs en Estados Unidos. Ese vínculo profesional abrió un mapa internacional y permitió que sus nuevas canciones evolucionaran hacia un concepto más sólido, emocional y honesto.
Desde Estados Unidos, Camicon trabaja en materiales que entrelazan historia personal, mirada activista y una sensibilidad artística que busca resonar en quienes atraviesan pérdidas, rupturas o el desafío de construir una identidad propia en un mundo hiperexigente. Para ella, la música es más que un producto: es un vehículo para sanar y acompañar.
Además de su faceta artística, Cami dirige sus dos agencias de marketing, un rol que potencia su creatividad y le permite diseñar estrategias estéticas integradas entre contenido, música y presencia digital. Para ella, todas sus dimensiones conviven en un mismo ecosistema: cada área nutre a la otra para construir un proyecto completo y coherente.
A sus 23 años, Camicon se encuentra en un punto de inflexión. Su objetivo inmediato en Estados Unidos es consolidar una nueva etapa de lanzamientos, colaboraciones, activaciones y un formato renovado que combina música, performance y streams diarios. "Siento que recién estoy empezando", afirma. "Quiero llegar a quienes necesitan una palabra que los acompañe, igual que la música me acompañó a mí".
La nueva etapa ya está en marcha. Y promete revelar a una artista que convierte su propia historia en banda sonora.