
Manuel Moretti, que está cantando mejor que siempre, es un autor exquisito. Poeta fértil, domina el arte de construir melodías que queden en la memoria colectiva con armas impolutas: lírica determinante, paisajes inspirados y estribillos épicos para cantar con los brazos abiertos de par en par y con gargantas explotadas. Equilibrio justo de cultura popular y erudita. En las canciones que compone se tropiezan, borrachos, Leonardo Favio y Lou Reed, Palito Ortega y Nick Cave.
En Los Lobos, nuevo disco de Estelares, se siente todo eso. Tiene temazos, muchos con origen en pandemia, que seguramente formen parte de las obligadas canciones a tocar en vivo en un futuro cercano.
Y reaparece “Cómo cría de leopardos”, canción originalmente publicada en el segundo álbum de la banda, Amantes Suicidas (1998). Es que la regrabación es otra de las especialidades de la casa: en el pasado ya habían vuelto sobre temas como “El corazón sobre todo” o “El último beso”.
En este Track x Track con Billboard Argentina, Moretti detalla el armado y el sentido de este disco grabado en Romaphonic por Eduardo Pereyra y Martín Pomares, producido por Germán Wiedemer y con un arte de tapa de Juan Soto.

1. “Alma en mí”
Una de las cosas que más me gusta del disco es que arranca diciendo: “Estuve un tiempo sin creer en nadie, algo normal después de tanta guerra”. Está bien como presentación en estos tiempos, al menos para mí. De las primeras canciones que compuse en el comienzo de la pandemia, quería que sonara cargada, que las guitarras sean rockeras y también que sea sencilla: que empezase con una melodía de voz y que enseguida cayese la letra. El estribillo dice: “Y aquí estamos los dos, cantando esta canción, que habla de bondad y de felicidad”. Eran palabras que en la pandemia tenían que ver.
2. “Los Lobos”
En un momento fue, para casi todos, la canción del disco. Me gustan todas las frases, me gusta la melodía y tiene ese solo de Víctor [Bertamoni, guitarrista] tan fresco. Me gustaba la idea de los lobos como una especie de clan social, de salvajismo, de necesidad de protección… También de que a veces los lobos nos agobian (risas), y me parecía que estaba bien como título de disco.
3. “Emperifollada”
Con el disco casi terminado, puse las maquetas en el celular y me dije: “Esta canción está buena porque es para mover la patita”. La melodía se mueve de manera casi infantil. Es simplemente una canción fresca, celebratoria. Aunque el puente sí tiene una trampita: “Nidos, cielos, ríos, tu cara en el espejo”. Hay una especie de dramatismo que siempre hay que ponerles a las canciones, al menos yo lo necesito. Y está puesta también en un plan de canción bailable.
4. “Roma”
Es de Pali [Silvera, bajista]. Él también es compositor y tiene canciones que son preciosas; es muy rico melódicamente y yo me siento muy cómodo cantando sus melodías. Sus letras también me gustan. Me parece que va a ser uno de los hits. Tiene muchos elementos, es muy pop, muy cantable y muy bella. A mí, a veces, me suena a los Pet Shop Boys, algo del british bailable, Blondie, Pulp… Todo eso junto en una canción muy de Pali, que es, por supuesto, un tanguero argentino.
5. “Te enfadas”
Es muy de mi corazón. Es como LA canción del disco, la que más quiero. Hubo un momento en que una de mis hijas me cocoreaba, me peleaba todo el tiempo (risas). Y en ese tono amoroso, intimista, se me ocurre todo eso: “¿Por qué gritás?, ¿por qué estás tan enojada?”. Esa es la matriz inicial de la canción, que luego se desprende porque va hacia otro lado. Da para mil pensamientos.
El estribillo es el que más me gusta del disco: “Vuelan mil pájaros perdidos en la noche, sin comprender el desprecio y el desdén, ahí los ves curando sus heridas, hazlo bien, esta es tu oportunidad”. También remite -y lo saca del mundo niños- al caos. Hay un pasaje que, tranquilamente, es una fotografía del cocainómano. Es más heavy, ahí no aparecen los niños. Esa parte habla del desprecio y el desdén, que tiene que ver con el maltrato que uno a veces se ofrece.
6. “Tu veneno”
Se llamaba “Evo” porque la escribí cuando le hicieron el golpe militar a Evo Morales. No quise ponerla tan político-social. Si no tenés el dato geográfico, es imposible que te des cuenta. Pero si prestás atención, casi todo lo que dice está relacionado con eso: “Desde que te vas, hasta que volvés”, la esperanza de que vuelva algún día Evo, como después volvió. Hay algunas cuestiones ambivalentes, como amorosas, pero fue escrita en ese momento.
7. “Ella”
Es un ejercicio de canción popular total. Cuando la hice estaba escuchando corridos mexicanos, en mi maqueta estaban sonando medio así, pero más cuadrados los vientos. Le pedí a Germán que la lleve a una introducción más mexicana. Para mí es como un reggae melódico, con mención al mito de Ulises y las Sirenas. En realidad, es una canción hecha a una femme fatal, Ulises baila con sirenas.
8. “Las arañas”
Una canción muy oscura. Tiene una frase que representa la idea que quería contar: “Yo te recuerdo que cantábamos desechos”. Narra épocas dificilísimas que, a pesar de todo, nos sostuvo el oficio de cancionista. Me estoy hablando a mí mismo, a aquel que fui. Otra frase que me encanta: “Yo te recuerdo que cantábamos desechos, y al final puedo pintarlo, nos brindábamos enteros”. Le pusimos todo, de verdad.
9. “Zumba el viento”
Comienza con dos acordes de piano que me gustaban bastante. Suena como una especie de intro de una canción de Charly. Hay algo en esos acordes y en esa rítmica, homenaje a su universo. La empecé a escribir imaginando bosques llenos de niebla y de ríos. Una relación muy directa con la naturaleza, en épocas de abstracción y soledad. Y aparece ese estribillo en sí menor, que dice: “Cuando el dolor se va”, que le termina de dar vida a la canción. Es como la fotografía de la canción.
10. “Los Diablitos”
Está hecha a la ciudad de Rosario. Cuando la escribí, tuve la imagen de las veces que estaba en el bar El Diablito, con sus lámparas, el piano ahí atrás. Y las cosas que ocurrían: las charlas, el alcohol, los cigarros. El mundo Rosario. E inventar que, cuando salís de ahí, ves el río y un barco que pasa… Y lo que fue tan sintomático de Rosario: el incendio de las islas y el humo que no te permitía respirar. Y después, lo que cuento, “tus botas de cowboys”, es tipo Ava Gardner, lo que Chavela Vargas contaba que se metía en los bares y caminaba por las mesas, colocada. Hay algo de eso, también.
11. “Escabio”
La compuse toda en piano. Es una especie de registro que aún sigo atravesando, sobre quienes fueron mis padres y cómo impactaron en mí. Todavía uno sigue preguntándose sobre la construcción afectiva. “Jugando a tu mamá, jugando a tu papá. Aquel amor ausente. Tan frío. Tan silente. Armado hasta los dientes”. Es una canción medio psicoanalítica, también. Pero es una canción escrita al amor de mis padres, con virtudes y defectos. Lo bueno que me dieron y el caos.
12. “Como cría de leopardos”
Respecto a la primera versión, pescamos el alma de la canción y la trajimos al ahora. Tiene el pedal steel de Maxi Tym, de Guasones. Esta, al igual que “Los lobos”, es una canción de un barrio que es el folk rock, que con Estelares curtimos tanto en el segundo disco y que sigue estando vivo en nosotros. Me parece que esta versión mejora a la anterior, quedó muy bien.