“Es inevitable que la gente te encasille, y más a mí, que he hecho mucha balada. Cuando tú escuchas algo, es inevitable que lo metas en algún lugar de tu cabeza”, razona Pablo Alborán palpitando su regreso a Argentina. A los 29 años, el malagueño goza con los rótulos que lo transformaron en un cantautor romántico de expansión global, que revitalizó el pop español y latino, y lo reafirmó con su cuarto disco Prometo (2017).
Así las cosas, su concierto en el Hipódromo de Palermo en el marco del “Tour Prometo” reunirá los hits más nuevos con las canciones que hacen gritar a sus fans de varias generaciones. A un año de haber agotado dos fechas en el Estadio Luna Park, ¿qué avizora Alborán? “Cada vez que venimos a Argentina es una locura. Es una ilusión enorme regresar a vuestro país”.
También promete que los rótulos y definiciones sobre él no mienten. Es el baladista que vendió más discos en España en la última década, y el que más tickets cortó en 2018. A su vez, Prometo -había sido el disco más vendido en España en 2017 y 2018- se colocó primero durante ocho semanas (es sexto disco de platino) y fue nominado al Grammy norteamericano 2019 en el rubro “Mejor álbum de pop latino”, que ganó la argentina Claudia Brant con Sincera.
En total, Alborán lleva 17 nominaciones en los Latin Grammy. ¿Cuál es el secreto de este cantor con ecos flamencos en su voz sin fronteras? Supo reinventarse reeditando Prometo con grabaciones acústicas y la de un concierto en Sevilla (más un documental de la gira y videoclips). Y refrendó sus números imbatibles en Buenos Aires. “Ya llevamos dos años con la gira. Me apetece romper el esquema de lo que la gente prevé: puedo anotarme un a capella, hacer una versión flamenca de un hit o lo que sea. Me encanta improvisar. Transmitir esa diversión es clave para que la gente se sienta libre conmigo”, confía.
Otros placeres cercanos lo motivan. El 3 de marzo debutó en el mítico Royal Albert Hall de Londres y, el 16, en el Bayfront Park Amphitheater de Miami, donde grabó una versión -a piano y voz- de “Rayando el sol”, de Maná, a dúo con Fher. “Se me erizó la piel cuando escuché a Pablo”, confesó la voz de Maná.
Alborán no teme salirse de sus rótulos con sus hits envueltos en distintas facetas del amor, la pasión y la introspección. “Muchos dirán que soy un cantante romántico, y a otros les gustaré sin que piensen si elijo música romántica, pop, rápida o lenta. Pero hago lo que me nace, y siempre tendré la intención de emocionar. Ojalá que ése sea el encasillamiento: la emoción. El resto me da igual”, proyecta.
¿Cómo marcás la diferencia, cuando hay una tendencia sonora en la industria?
-Cada vez que hablo de ese tema con gente que lleva más años que yo me dice que eso siempre existió. Ahora es con el reggaetón o con el trap, pero en otros años era con el pop, el funk o lo que fuera. Siempre hubo un fenómeno, y no se puede luchar contra los fenómenos. Todo depende de lo que te apetezca. La música debe ser libre desde la raíz. Y si te apetece hacer reggaetón, ¿por qué no vas a hacerlo? O hacer una balada, ¿por qué no? Tienes que partir de esa base: que lo hagas porque quieres, no porque te lo imponen. Y que la gente diga lo que le dé la gana. No debes hacer trampas con el público que te sigue desde siempre.
Un ejemplo cercano lo justifica. “Mira a Rosalía. Ella tiene canciones que no podrías catalogar. Tienen trap, reggaetón, flamenco, de todo. Digo Rosalía porque hasta ahora es la más incatalogable, es amiga mía y la quiero muchísimo. Ella no pierde la emoción. Rosalía te lleva. Algo te inquieta de ella, y es porque ha hecho lo que le dio la gana”.
Eso mismo busca Alborán al componer. “Intento no perder la necesidad de desahogarme. Componer es una terapia. Busco desconectarme del mundo pero, a la vez, conectarme conmigo mismo. Escribir es descifrar lo que siento, y el nerviosismo de subirme a un escenario para cantar algo tan íntimo hace que conecte con la gente”.
¿En qué momento te aparece el nerviosismo?
-Más que nerviosismo es un cosquilleo, ya sea en un gran estadio o en un teatro emblemático como el Royal Albert Hall. Yo siempre percibo esas ganas de salir, y hasta intento mirar a los ojos a todos. El nerviosismo me lo genera el respeto a quienes vienen a verme. A lo mejor no me escucharon nunca. A lo mejor vienen obligados u obligadas, y tienes que convencerlos. O a lo mejor te están esperando desde hace meses o años y tampoco les tienes que defraudar. El escenario es sagrado.
El 23 de marzo, el Twitter de Alborán pareció temblar. De gira por México, escribió: “Familia, esta noche no puedo estar con vosotr@s en Toluca. Lamentablemente tengo una faringitis que me impide realizar el concierto. Voy a recuperarme estos días y nos vemos el 27 de marzo en León. Un abrazo muy fuerte. Lo siento de corazón”. ¿Qué sintió? “Nunca en diez años había tenido que cancelar. Es más, alguna vez salí a cantar enfermísimo y nadie se dio cuenta. Para mí, cancelar es fatídico. Por eso tardamos tanto en decidirnos, porque hasta el último momento quería salir. Pero ni las cuerdas vocales ni la garganta me respondían. Es mejor que no me vean mal, porque la gente ha pagado una entrada para verme bien”.
Haber dado ese concierto pudo haber sido fatal. Se cuida mucho: hace deporte, se alimenta sanamente, no fuma ni bebe. “Tampoco es que sea un monje. Pero con la faringitis pensé: ‘¡Dios mío! Me muero si no vuelvo a poder cantar’. De repente lo ves todo negro y no quieres ni tomarte un vaso de agua fría”.
¿Cómo manejás tus niveles de obsesión?
-Yo fui muy obsesivo al inicio de mi carrera. Con 16 ó 17 años, me ponía una bufanda aun en verano. No tomaba nada frío, ni una copa. Recuerdo un viaje en familia, con todos en el coche y con un calor impresionante. ¡Y les obligué a quitar el aire acondicionado! Recién cuando me acostumbré a trabajar el instrumento todos los días me di cuenta de que la obsesión no es buena: tienes que acostumbrar a tu cuerpo a vivir la vida normal. Me enfrento día a día a los aires acondicionados en los hoteles y no puedo estar en una jaula de cristal.
El cuerpo es su capital. El 4 de marzo, Alborán había subido a su cuenta de Instagram un video de él de espaldas, con los cuádriceps marcados, moviendo el cuello y la cabeza mientras oía una canción secreta por los auriculares. Tuvo 293 mil reproducciones. Junto a su imagen se lee la frase “música como antídoto”.
¿La música te cura o es un antídoto en los demás?
-Las dos cosas. Por un lado es el antídoto a la rutina: gracias a Dios que tengo la música para evadirme un poco. El que trabaja en una oficina todos los días delante de una computadora, y no tiene una vía de escape, debe sentir horror. Por otro lado, el arte puede tener muchísimos mensajes como antídoto. El mundo es cada vez más homófobo, más machista, más racista: es como si estuviéramos infectados por un virus. La gente echa de menos en las canciones un poco de empatía con lo que ocurre. No siento que la música sea un antídoto, pero sí que es un sostén.
Es lo que suele proclamar en vivo cuando canta el reggae “Boca de hule”, del disco Prometo: que ese tema va en contra del machismo y la homofobia. El estribillo es así: “Ahora estamos los dos, sin futuro posible y al pie del cañón. Hay balas que matan desde el interior. Errores que nunca perdona el dolor. Y no hay herida que sane sin decir adiós”. El mensaje es sutil, pero las fans lo ovacionan, abriendo su imaginación.
El 30 de marzo, en el Auditorio Nacional de México, “Boca de hule” fue un instante para hablar de inclusión. “Es un grito de guerra, de esperanza y de desesperación. Lo escribí un día en Miami. Explotaba el fenómeno Venezuela y una querida colega, Mariana Vega, nos contaba historias con vídeos grabados por su familia. No era sólo ver las noticias o leer el periódico. Ella me lo narraba en primera persona. De hecho, ‘Boca de hule’ era una historia de infidelidad, y le cambié la letra para que sea un grito hacia el político corrupto, la desigualdad y la violencia. Ojalá que podamos entre todos encontrar una salida”.
¿Cómo se logra ser un artista romántico del siglo XXI, cuando muchas letras románticas son consideradas machistas?
-Es curioso. Es una reflexión que debemos hacer, porque muchas de las letras que se critican y que se catalogan como machistas, como las del reggaetón, son al final las más solicitadas. Es la paradoja del mundo en el que vivimos: consumimos la música que criticamos.
¿Por qué sucede esto?
-Ojalá lo supiera. Cuidado, no pienso que el reggaetón sea sinónimo de machismo. A eso lo quiero recalcar. Obvio que hay letras de reggaetón machistas y ofensivas. Pero si te pones a ver las listas de las canciones más vendidas, a lo mejor son letras del reggaetón que son denunciadas por machistas. Ahí es cuando digo: “Qué extraño que lo que consumimos sea lo que criticamos”. No es que todo el mundo lo piense. Pero yo hablo de las listas de ventas.
En tanto, Alborán prepara su quinto disco con más desafíos. ¿Llegará este año? “No lo sé. Habrá canciones diferentes y otras que evocarán lo que la gente conoce de mí, pero es un disco que estoy haciendo desde la raíz. Escribo poco a poco, de gira y a la vez en calma, en mi casa. Lo estoy trabajando con varios productores y músicos, algo inédito para mí. Si uno se acostumbra a lo que ya conoce se puede perder de arriesgar. ¡Y yo no me quiero perder nada! Con este quinto disco quiero hacer cosas que me sorprendan. Pero falta mucho. Me gustaría sacar algún anticipo en los próximos meses.”
LA LÍNEA DE TIEMPO DE PABLO ALBORÁN
Mayo 1989:
Nace Pablo Moreno de Alborán Ferrándiz en Málaga, España.
Febrero 2011:
Sale a la venta su primer disco, Pablo Alborán. Se vuelve un éxito inmediato y lidera las listas de ventas durante varias semanas.
Noviembre 2011:
Presenta su famosa balada “Solamente tú” en los Grammy Latino junto a la cantante norteamericana Demi Lovato. Fue calificada como la mejor de toda la ceremonia: Alborán y Lovato atraparon por la conjunción de sus voces, ambas en español.
Diciembre 2011:
Gana su primer premio, el 40 Principales, como “Artista Revelación”. Su álbum Pablo Alborán llega al tercer puesto de los más comprados por ITunes Store y, “Solamente tú”, al séptimo lugar de ventas en España. También gana el premio “Disco del año” de TVE.
Noviembre 2012:
Publica su nuevo disco Tanto, que ingresa al número 1 de los más vendidos de España: logró tres Discos de Platino la primera semana. En simultáneo, y por primera vez en la música su país, sus otros dos álbumes le siguen en el podio: En Acústico en el número 2 y Pablo Alborán en el número 3.
Abril 2013:
El álbum Tanto consigue siete Discos de Platino en España y uno en Portugal, y siguió durante 15 semanas como número uno en ventas.
Diciembre 2013:
Protagoniza el primer programa musical de Nochebuena de TVE: “Especial Pablo Alborán”. Allí canta sus hits “Te he echado de menos”, “Dónde está el amor”, “Éxtasis” y “Solamente tú”, y comparte la transmisión con Sergio Dalma, Malú, Raphael, Laura Pausini y James Blunt.
Febrero 2015:
Arranca el “Tour Terral” para presentar su tercer disco de estudio. En nueve meses dará más de 80 conciertos en veinte países, la mayoría con entradas agotadas.
Febrero 2016:
Su canción “Palmeras en la nieve”, compuesta junto a Lucas Vidal para la banda sonora de la película del mismo nombre, gana el Premio Goya, de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.
Noviembre 2017:
Se pone a la venta su cuarto disco Prometo. En la primera semana vende 40 mil copias y es el más vendido en las listas de ITunes España y de Spotify España.
Abril 2018:
En el marco de su “Tour Prometo 2018”, llena dos Estadio Luna Park, el Quality de Córdoba y el Metropolitano de Rosario.
Agosto 2018:
Regresa al número 1 en ventas de álbumes en España con Prometo, que lleva 38 semanas al tope de las listas y es quíntuple disco de platino. Tres meses después lo relanza en una Edición Deluxe, que incluye grabaciones acústicas, un documental de la gira, videoclips y su concierto en el Estadio de La Cartuja de Sevilla.
Abril 2019:
Se presentará sold out en el Hipódromo de Palermo, Buenos Aires, Argentina.