Está cansada pero feliz. Lo que originalmente era un relajado viaje a Argentina para cantar con Antonio Carmona, el integrante de Ketama, se convirtió en una maratón de reportajes donde invariablemente le preguntaban: “¿Quién es esta argentina que se ganó un Grammy?”
Claudia Brant se ríe y admite que nunca se ocupó de promocionarse, pero sabe que su trabajo habla por ella: hace veinte años que vive en Los Ángeles, donde se convirtió en una de las compositoras más exitosas y cotizadas. Compuso hits para Luis Fonsi, Ricky Martin, Santana, Paulina Rubio, Diego Torres y muchísimos más, como Camila Cabello, Jennifer López, Michael Bublé, Enrique Iglesias, Alejandro Sanz y Barbra Streisand.
El Grammy que ganó el pasado domingo 10 de febrero fue al Mejor álbum latino pop, por su disco “Sincera”, un trabajo exquisito que se suma a su obra solista que lentamente da forma a razón de casi un álbum por década. Como dato para chequear, su álbum anterior (“Manuscrito”) muestra las canciones que grabaron otros artistas en su forma original, con su voz.
¿Este viaje estaba previsto antes de ganar el Grammy?
− Sí. Yo pensaba venir y tener días libres para ver a mis amigos, el sábado ensayar con Antonio y el domingo cantar, ¡pero no pude ver a nadie y no paré de hacer notas! Es un delirio, pero está buenísimo. Imaginate: venir después de 20 años y hacer todo esto… ¡ahora soy famosa! (risas) Acá no vine a presentar el disco sino como cantante invitada de Antonio Carmona en el Teatro Colón para el Festival Únicos. La presentación del disco y del video del tema “Ni blanco ni negro” fue a fines de noviembre pasado en el Grammy Museum, antes que supiera de la nominación. Y después fuimos a tocar a Sundance.
Vos estás todo el tiempo componiendo para otra gente y muy cada tanto hacés un álbum tuyo. ¿Qué te empujó a grabar “Sincera”? ¿Venías separando canciones?
− El que fue muy clave en este disco es Cheche Lara, uno de los productores. Es un músico brutal; de hecho estuvo dirigiendo la orquesta en la entrega de los Grammy. Hace tiempo que me decía que tenía que volver a cantar y hacer un disco, pero yo le decía que me daba fiaca ser artista y subir a los escenarios. Me dio manija y en un momento me puse las pilas y empecé a ver cuáles eran aquellas canciones que eran tan hermosas y complicadas que nadie las había grabado. En el medio de eso, me junté con el otro productor, el brasileño Moogie Canazio, que grabó con Joao Gilberto, María Bethania, Elis, Caetano, Simone… ¡todos! Nos juntamos los tres, les fui mostrando canciones y fuimos eligiendo juntos. Justo ahí me fui a visitar a Antonio Carmona a su casa en Cadiz, le conté que iba a hacer un disco, pidió escuchar las canciones y se volvió loco. “¡Quiero cantar, quiero tocar!”, dijo, así que al final hicimos una canción juntos, que fue “Ni blanco ni negro”. Y volví a ese lugar en octubre para filmar el video.
¿Te imaginabas ganar el Grammy, aunque sea en sueños, o fue una sorpresa inesperada?
− Lo soñaba, pero me parecía imposible. No creo mucho en nada, pero ganarlo fue un milagro, porque es un disco serio que no tiene mucho que ver con lo que suena en la radio ni con lo que está pasando en la música en este momento. Es un sonido clásico, atemporal, con temas que duran cinco/seis minutos. Yo estoy en esto hace 20 años y ya vi todo, así que sé que hacer un disco como éste requiere una cantidad de coraje importante. Me propuse hacerlo y disfrutarlo, bancando todos los antojos como productora ejecutiva, desde una orquesta de cuerdas en Rusia hasta la sección de vientos de Phil Collins, llamar al baterista Vinnie Colaiuta y traer al guitarrista de Djavan desde Brasil especialmente. ¡Un escándalo!
Después de ganar el Grammy, ¿te tentó la idea de salir a cantar en vivo?
− ¡Ahora perdí la cabeza y quiero hacer todo! Se me fue el miedo escénico y me encanta la idea de salir a cantar. Me quiero ir de gira y estoy volviendo loco a mi manager para ir a Europa. ¡Quiero tocar en el Festival de Montreux! Le puse tanta energía al disco que lo quiero defender. Hasta hablé del tema con mis hijos mellizos de 14 años y me dieron todo su apoyo.
¿Cómo se te fue dando componer para artistas tan importantes, por amistad con ellos o por pedido de las discográficas?
− En los últimos años, a fuerza de mucho laburo, logré que todos saben lo que van a conseguir si me mandan a un artista. Saben que les puedo dar una canción que funcione, que esté bien hecha y que tenga un costado comercial como para ser un hit. Por lo general me llaman y me preguntan si quiero trabajar con tal artista, así que investigo un poco o me junto para conocerlos mejor. Trato de elegir cosas que me van a entusiasmar o que me van a rendir. Si me llama Maluma no voy a decir que no, y sé que si me junto con él voy a tratar de hacer la mejor canción posible, que es lo que hago siempre. A mí me divierte escribir canciones, y ser “songwriter” en Estados Unidos es una cosa seria. En todos estos años me dieron una cantidad brutal de premios, y acá nadie se enteró… pero yo tampoco me ocupé.
¿Cuáles son tus próximos lanzamientos y proyectos?
− Hace tres semanas salió una canción de David Bustamante en España, “Héroes”. En una semana sale el sencillo de Natalia Jiménez, “Nunca es tarde”. En marzo tengo Monsieur Periné, Papa Roach, un artista de Italia que se llama Sfera Ebbasta, y el grupo Piso 21. También tengo ese mes un “Song Camp” en Memphis que durará tres días. Y para más adelante estamos preparando el video de la canción “Una mujer”, de mi disco, que quiero que tenga invitados y sea un himno del carajo. En una parte dice: “¿Quién dijo que tengo que elegir entre mi deber como mujer y lo que el alma pide a gritos, si eso también lo necesito?”.