
“¿Nos vemos la semana que viene? Porque no voy a seguir pagando al psicólogo, voy a empezar a tener entrevistas con vos”.
Quedamos todos los miércoles en el mismo horario.
Con esa pregunta, entre risas y una honestidad desarmante, puso punto final a una conversación que, más que una entrevista, fue un espacio de catarsis compartida. Durante poco menos de media hora, el músico y creador dejó al descubierto tanto detalles de su presente artístico, como también parte de esa trama emocional que sostiene – y a veces tambalea – a todo artista que decide habitar el oficio de componer.
Para quienes recorren la escena alternativa y contemporánea de este lado del mapa, El Chacal no necesita mayor presentación. Desde su lugar como miembro fundador del colectivo de compositores La Gente del Bien, hasta su participación en La Flipada Japonesa, agrupación que explora la música, el arte performático y lo audiovisual, su recorrido habla de una búsqueda que no termina nunca. Una carrera construida a partir de seis discos en conjunto con su banda Los Alpes Floreados, seis EPs y múltiples colaboraciones con figuras como Goyo Degano (Bandalos Chinos), Conociendo Rusia y Esmeralda Escalante (Ainda).
En la previa de su próxima gira, con la que presentará su disco Del Otro Lado y recorrerá escenarios de Argentina, Uruguay y Chile antes de cerrar en Niceto Club el 22 de mayo, el artista se toma un momento para mirar en retrospectiva, repasar su historia y encontrar palabras para nombrar un presente creativo que lo mantiene en permanente movimiento y, según admite, “bastante enojado”.
Siendo un tipo que vive en Chapadmalal, lejos de la euforia urbana, ¿cómo te llevás con el feedback inmediato que surge del público durante tus shows en vivo?
La verdad que mal. Soy bastante inseguro, y por eso a veces reacciono de manera un poco agresiva. Estoy trabajando en regular eso para poder disfrutar más de las cosas, aunque ya llevo mucho tiempo tocando. Pero siempre siento que quiero más de lo que recibo, y eso también me pasa en la vida en general.
¿Esa inseguridad viene más de la presión por agradarle al público o de agradarte a vos mismo?
Un poco de las dos, la verdad. Ojalá siga pasándome, pero en su justa medida, porque también significa que no doy nada por sentado, ni un concierto. Creo que en el mundo underground, te exigen dar shows históricos, mucho más que en un show mainstream, que suele estar todo más pautado, con un guión armado. Al menos esa fue mi experiencia, y en los shows que he visto, en el underground todo es mucho más demente, casi al borde de la muerte.
¿Cómo al borde de la muerte?
Cada show es como estar al borde de la vida. Estás ahí, con todo, al límite. Es literalmente así. Eso es lo que me gusta, lo que me mueve.
¿Hay algún terreno musical que todavía no hayas explorado y que te gustaría adentrarte?
Hay un montón de cosas que quiero explorar. El último disco, por ejemplo, al principio iba a ser de boleros y terminó siendo algo completamente diferente. Pero ahora, por cómo me siento, tengo ganas de encerrarme una semana, estar completamente desquiciado y grabar un disco de rock and roll al estilo de los Ratones Paranoicos. Siento que es el momento perfecto para eso.
La verdad es que hay tanta mala onda en la sociedad que lo único que me sale son temas cargados de esa energía. Hay algo en la sociedad que me afecta. Esa deshumanización, la falta de empatía social, me dan ganas de canalizar todo eso en algo. Estoy escribiendo letras muy rabiosas en este momento.
Cada experiencia en mi vida es un experimento. Si tengo que estar rabioso, lo voy a hacer en serio. Me voy a encerrar, lo voy a vivir intensamente y voy a crear algo visceral.
¿Sentís que el arte sigue siendo un espacio para expresarse libremente?
Creo que sí, pero también caemos otra vez en las garras de la hegemonía que siempre está presente. Tal vez con internet, en algún momento, se empezó a democratizar un poco más todo, pero ahora es una mentira total. En el arte también pasa esto, hay mucho pan y circo. Muchos artistas se proclaman con ciertas ideas políticas, pero a la hora de la práctica diaria, no sé si realmente se vive como lo dicen. La verdad, decir esto me pone en contra de todo el mundo, pero alguien tiene que decirlo. En muchos festivales, por ejemplo, si mirás quiénes son los inversores o los organizadores, probablemente estén bastante relacionados con el político de turno que no te gusta.
¿Cuál creés que debería ser el rol del artista frente a la política?
Yo creo que cada uno tiene que buscar su felicidad. El arte es, sin duda, una herramienta poderosa para generar cambios, pero no le doy ese peso tan grande que a veces se le exige a ciertos referentes de hoy, que, en realidad, son más figuras de una virtualidad.
Existen distintos tipos de valentía, ¿me entendés? Hay personas a las que respeto un montón y que representan a la escena actual, pero no los puedo ni comparar con figuras como Charly García. No lo digo para establecer una jerarquía de "mejor o peor", pero siento que esos eran otros momentos, otra forma de vivir.
Hoy en día, siento que es más fácil expresar las cosas a través de un teléfono o una computadora, en lugar de lo que había antes, donde el cuerpo y el alma de la gente estaban mucho más involucrados. Eran tiempos diferentes. Ahora parece que la gente está más interesada en otras cosas. A veces se alza la voz, pero siento que en muchos casos es solo para subirse a una ola. No le creo a todos, eso es lo que me pasa.
¿Y cómo te llevás con la cultura de la cancelación?
Me parece un bajón, porque si pensamos en una sociedad más justa, yo no tengo la solución ni sé cómo sería la mejor manera. Es como cuando alguien entra en la cárcel, la mayoría sale peor, y eso no está bien. Estaría buenísimo que quien cometió un delito y entra a la cárcel pueda restituir, redireccionar y volver a insertarse en la sociedad de una manera más copada. Para mí, lo ideal sería entender cómo una persona que se equivocó puede redimirse. Claro, hay veces que tal vez no se pueda, depende de cada caso.
Pero no creo que una persona que sigue viva deba ser apartada o que deje de existir. Eso no le hace bien a la sociedad. Entiendo que hay que analizar cada situación porque esto es un poco generalizar, pero creo que está bueno ver qué pasa con cada persona, ver qué realmente puede cambiar o cómo se puede mejorar.
No es lo mismo cancelar a alguien por expresar una opinión política que por haber cometido un crimen. ¿Depende la situación, no?
Tal cual. Además, creo que es fundamental que exista libertad de expresión. Hay algo que nos falta como sociedad, y es la capacidad de chocar de ideas y poder escuchar a quienes piensan diferente. Eso es algo clave para mejorar, especialmente en la sociedad argentina, donde, a veces, si alguien dice algo que no te gusta, enseguida lo etiquetás de una manera negativa. Y así no se avanza. Al final, la sociedad la construimos todos, y si no nos permitimos hacerlo juntos, lo único que nos espera es una guerra interna, ¿me entendés?


¿Cómo cambió tu relación con la música desde que te mudaste de Capital a Chapadmalal?
La verdad es que me cambió bastante. Parte de mi vida acá en Chapadmalal fue un poco cansarme de la nocturnidad y también del "caretaje". Creo que todos, en algún punto, podemos ser vistos como "caretas" por alguien, pero a lo que voy es que me harté de Buenos Aires, de estar constantemente intentando agradarle a otros. Ya no me identificaba con muchos códigos, y sentía la necesidad de estar en un lugar más tranquilo, con otro tipo de estímulos. De todas formas, sigo volviendo a Capital por trabajo, familia y amigos, pero el día a día de la ciudad me agotó. Eso, sin duda, influyó en mi música. Creo que uno hace música según cómo vive, y esa es mi forma de vivir ahora.
Y a pesar de todo el cansancio que te provocó la ciudad, finalizas tu gira acá, en Buenos Aires. ¿Será que algo de amor sigue quedando?
Es la ciudad que más amo. Increíblemente, sí. Es la ciudad que está en todos lados, ¿ves? Nunca voy a poder soltar ese concepto. Creo que el amor y el odio están tan ligados, van de la mano.
¿Qué les dirías a los porteños que van a asistir al show en Niceto?
Les diría que no se lo pueden perder, porque va a ser un show increíble, lleno de sorpresas. Va a ser El Chacal en su máxima expresión. Habrá de todo: un desfile, tocaré en zunga en algunos momentos, y estarán algunos grandes amigos como invitados. La banda será espectacular y seguramente habrá cosas prohibidas. Hay detalles que no puedo contar por acá, porque quizás me censuren el show antes de que empiece.
Y por último, ¿me recomendarías un artista que creés que tengo que escuchar?
Te voy a recomendar a un amigo mío de acá del pueblo que es increíble, se llama Pucho, y acaba de sacar un álbum que me encanta. Hay un tema que se llama "Y para qué" que está muy bueno. Me gusta recomendar cosas que no están tan en boga, pero que realmente valen la pena. Es un artista visceral, acaba de sacar un disco que es una verdadera rehabilitación de su vida, con letras súper emocionantes. Escuchálo.