El reclamo de alguien del público para que suene Free Bird, de Lynyrd Skynyrd, es la personificación de uno de los clichés más grandes de un concierto de rock. Lo que ocurre generalmente es que la banda ignora el pedido y continúa con su guía de canciones. Pero Bob Dylan fue la excepción.
El fin de semana pasado, durante un recital en el Great Theater de Berkeley, California, Dylan y su banda escucharon y aceptaron la propuesta de la gente, y cerraron su show con ese clásico.
Dylan se lleva muy bien con los covers. Su álbum más reciente, Fallen Angels -lanzado en marzo-, consiste en doce canciones compuestas por varios de los compositores más influyentes de la música estadounidense. Quizás pensó que Free Bird encajaba en este contexto.